LOS TRES CERDITOS
Uno de nuestros cuentos preferidos, es el de los tres cerditos.
- Con cajas de cartón ( de leche, zumo....), creamos las casas de los cerditos.
- y con rollos de papel, los hacemos a ellos.
- Ya podemos jugar y contar el cuento:
Había una vez tres cerditos que vivían en el bosque. Y decidieron hacerse una casa, para protegerse del lobo.
- Tenemos que hacer una casa para protegernos de lobo. Así podremos escondernos dentro de ella cada vez que el lobo aparezca por aquí.
El más pequeño utilizó paja. Para no tardar mucho y poder irse a jugar después.
El mediano prefirió construirla de madera, que era más resistente que la paja y tampoco le llevaría mucho tiempo hacerla. Pero el mayor pensó que aunque tardara más que sus hermanos, lo mejor era hacer una casa resistente y fuerte con ladrillos.
- Además así podré hacer una chimenea con la que calentarme en invierno. Pensó el cerdito.
Cuando los tres acabaron sus casas, se metieron cada uno en la suya y entonces apareció por ahí el malvado lobo. Se dirigió a la de paja y llamó a la puerta:
- ¡ Cerdito! ¡Ábreme la puerta!
- ¡No, no, no, que si te abro la puerta, me vas comer!
- ¡Pues entonces soplaré y soplaré y la casita derribaré!
Y el lobo empezó a soplar y a soplar. Y la casita del cerdito se fue volando, volando, volando .El cerdito echó a correr y se refugió en la casa de su hermano mediano, que estaba hecha de madera. El lobo llegó y llamó a puerta:
- ¡ Cerditos! ¡Abridme la puerta!
- ¡No, no, no, que si te abrimos la puerta, nos vas a comer!
- ¡Pues entonces soplaré y soplaré y la casita derribaré!
El lobo empezó a soplar y a soplar. Y la casita del cerdito, se fue volando, volando, volando. Y los cerditos,corre que te corre a la casa de su hermano mayor, que estaba hecha de ladrillo y de cemento. El lobo llegó y llamó a la puerta:
- ¡ Cerditos!¡Abridme la puerta!
- ¡No, no, no, que si te abrimos la puerta, nos vas a comer!
- ¡Pues soplaré y soplaré y la casita derribaré!
El lobo estaba cada vez más hambriento así que sopló y sopló con todas sus fuerzas, pero esta vez no tenía nada que hacer porque la casa era muy fuerte y resistente.
Fuera el lobo se puso a pensar como podía comerse a los cerditos.
- Ya lo sé. Subiré hasta el tejado, entraré por la chimenea, y cuando llegue abajo, ¡Me los comeré a todos!
Pero los cerditos, que eran muy listos, para darle su merecido llenaron la chimenea de leña y pusieron al fuego un gran caldero con agua.
Así cuando el lobo cayó por la chimenea el agua estaba hirviendo y se pegó tal quemazo que salió gritando de la casa y no volvió a comer cerditos en una larga temporada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario